HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

domingo, 24 de febrero de 2008

La carretera de Cormac McCarthy

Me he quedado helado, tiritando, este frio lo llevaré conmigo mucho tiempo. Ayer lo terminé de leer. Acompañar a este padre con su hijo sin nombres por la carretera de cenizas de un territorio hostil calcinado por un reciente holocausto nuclear y amenazados por bandas de caníbales miserablemente hambrientos de supervivencia, empujando un carrito de la compra para guardar sus pocas pertenencias y con una mochila a la espalda con lo imprescindible, por si tienen que echar a correr, me ha resultado una experiencia heladora, aterradora y a la vez vibrante viendo como el padre intenta salvar a su hijo llevándoselo hacia el sur, hacia el calor y acechados por mil peligros. La portada del libro ya nos avisa con título rojo y fondo oscuro que caminaremos entre sangre y oscuridad, mucha oscuridad. Y asi es. Pónganse un anorak, gorro y bufanda. Apaguen la luz de su cuarto, utilicen una sutil luz ( de esas que venden a 2 euros en las ChinaShop) que alumbre únicamente las desoladas páginas literarias y al abrir su libro notarán como sus dedos se hielan y un viento gélido les baja los párpados sin soltar su mirada creciente que vigilará cada uno de los sonidos y movimientos que sucedan en esta obra maestra de la literatura que nos empuja a un final maduro, lleno de bondad, inolvidable, y que nos genera un remolino de vitalidad. Ahora tú, lector, ambientándote con la música de Tom Waits, tienes en esta obra la posibilidad de buscar en este terrotorio baldío a los buenos, los que repudian la destrucción y creen en un mundo mejor, volviendo la mirada al pasado, conscientes de la edad del planeta, antes de que existiera el hombre, en esa época en la que los arroyos estaban llenos de truchas , truchas que se retorcían, bruñidas y musculosas y se agitaban suavemente en las cañadas de un agua transparente y cristalina donde vivían y se murmuraba misterio.

En la narrativa norteamericana contemporanea resuenan cinco escritores de culto, Cormac MacCarthy, Philip Roth, Thomas Pynchon, Don Delillo y John Updike. Desde Huracanes en papel pedimos encarecidamente el Nobel para Roth y McCarthy por su notoria demostración de sus virtudes innegables con las letras.

McCarthy está de máxima actualidad ahora que los hermanos Coen han adaptado con fidelidad su novela No es país para viejos (2005) consiguiendo cuatro oscars a mejor película, mejor director, mejor guión adaptado y mejor actor de reparto ( nuestro fabuloso Bardem). Y esto no queda aqui. Ya se han comprado los derechos de Meridiano de sangre (1990) y La carretera (2006), con el que ha ganado un merecidísimo Premio Pulitzer 2007. Será Viggo Mortensen quien de vida al padre, aparecerá Charlize Theron en un flashback y se encargará de dirigirla John Hillcoat. Veremos si son capaces de transmitirnos lo mismo o parecido.

viernes, 15 de febrero de 2008

La mejor novela de ajedrez

En esta ocasión voy a transcribir íntegramente el texto que se muestra en la contraportada para que juzgen ustedes mismos el contexto literario en el que se presenta este tablero de ajedrez de 94 páginas:

Sin capacidad para cualquier otra actividad intelectual, Mirko Czentovicz se reveló, ya desde niño, como un genio del ajedrez, del que ha llegado a ser campeón del mundo. Pero, en un viaje en barco de Nueva York a Buenos Aires, se le presenta un enigmático contrincante: el señor B., noble vienés que huye de los nazis. Uno de los pasajeros del vapor se acerca a los dos personajes acompañando al lector a la confrontación entre los dos jugadores. Si Novela de ajedrez nos presenta el choque de dos naturalezas antagónicas, nos muestra también, y en buena medida, la capacidad de resistencia del ser humano sometido a una presión extraordinaria. Y todo ello con unas grandes dosis de intriga y maestría.

Stefan Zweig se consideraba un lector impaciente y de mucho temperamento. Su casa en Viena fue un auténtico cenáculo cultural por el que desfilaron desde Thomas Mann hasta Toscanini. Nueve de cada diez libros que caían en sus manos los tachada de tediosos, sobrecargados de descripciones superfluas, diálogos extensos y con figuras secundarias inútiles, que les quitaba tensión y les restaba dinamismo. Escribía como le habría gustado leer, sin florituras anodinas. Fué uno de los más reputados y reconocidos escritores en toda la década de los años 30. Trás su suicidio en 1942 en Río de Janeiro junto a su esposa, desesperados, creyendo que el nazismo se extendería por todo el planeta dejó escrito: "Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra". Años posteriores fue cayendo gradualmente en el olvido.

Para los apasionados del ajedrez y para los amantes de la literatura de altura les presento una obra vibrante y repleta de intriga que se les escurrirá sin darse cuenta una vez entren en el trasantláctico. Envidio a quienes no la han leido por todo lo que les espera. Disfruten y contagien a otros.

Si alguien conoce una novela sobre ajedrez mejor que ésta le ruego que me informe.

El niño con el pijama de rayas de John Boyne

Inicié su lectura en el verano atraido por su éxito en Irlanda. Se mantuvo el número uno en la lista de libros más vendidos durante treinta y cinco semanas. Obtuvo varios premios y la productora Miramax/Disney preparaba ya un largometraje con la producción y dirección de Mark Herman que posiblemente llegara a nuestros cines en septiembre de 2008.

En la contraportada del libro se recalca el secretismo del argumento para favorecer el misterio y la sorpresa que nos deparará su lectura. Únicamente nos adelanta que acompañaremos a un niño de nueve años llamado Bruno, en el momento en el que se muda con su familia a una casa junto a una cerca.

Se ha traducido a veintidós idiomas y en este momento se encuentra en el segundo puesto de la lista de los libros de ficción más vendidos en España. Aún así mi intención es comunicarles que detrás de todo este supuesto éxito unánime nos encontramos ante una narrativa débil, escenas en ocasiones inverosímiles y sobre todo un niño excesivamente cándido, privado de una mínima dosis de perspicacia para su edad. Sin embargo la historia nos va arrastrando por la pendiente de las circuntancias a un final que explica todo este éxito de ventas. Una vez lo hayan leido les vendrá a la memoria una película de un director italiano que consigió un Oscar en Hollywood por tratar un tema tan delicado. Aunque es una pista prefiero eludir su nombre para no desvelarles la trama y el secretismo de esta novela.

jueves, 14 de febrero de 2008

Pregúntale al polvo de John Fante

Huyendo de lo insípido, las letras de John Fante se alzaron inevitablemente por encima de todos aquellos escritores que persistían en describir las cosas con sutileza, artesanía y formalismos. La literatura de John Fante vigila a los enigmáticos "perdedores" que habitaban en los barrios marginales de la gran ciudad de Los Angeles, en la fractura social de aquellos años 30 que se sucedieron al jueves negro o crack del 29 . Trabajó como guionista en Hollywood y dedicó su vida a la literatura. Sólo alcanzó el pleno reconocimiento de crítica y público en Europa, después de su muerte. Fue el verdadero precursor de Bukowski y de Carver, los últimos escritores malditos de la literatura norteamericana, auténticos poetas de alcantarilla, de suburbios enmohecidos por la humedad de sus lágrimas ocultas.

En esta historia conoceremos a su alter ego, llamado Arturo Bandini, ni carne ni pescado ni membrillo en conserva que quedará atrapado en una volcánica relación de amor-odio con una camarera mexicana, llamada Camila López. Los personajes poseen identidades confusas desprovistos de raices en una ciudad de terremotos. Todo empieza en una pensión de Bunker Hill, ante una máquina de escribir, resuelto a ser alguien grande, y ni una sola línea, sólo una palabra que se repite: palmera, palmera, palmera.

Su lectura es sorprendente. Saboréenla, es una jugosa fruta literaria. Incluye un nada despreciable prólogo de Bukowski.