HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias
Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024
domingo, 22 de noviembre de 2009
Ferdydurke, de Witold Gombrowicz
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño
Bianca y su hermano se han quedado huérfanos, su padres han muerto en un accidente de coche y la pensión que les da el estado no les llega para vivir decentemente, así que deberán hacer algo para tirar para adelante.
La psicosis de la delincuencia se manifiesta reiteradamente en su vida como una toxicomanía de la que debe escapar. La falta de dinero y la amputación de un futuro seguro le llevará a conocer a Maciste, un personaje muy peculiar de este mundillo del culturismo que salía en películas de serie B como Maciste contra los tártaros, y que ostentó en su día el título de Campeón del Mundo de Culturismo. Ahora está ciego, sin embargo tiene mucho dinero. Sospechan que lo puede guardar en una caja fuerte dentro de su mansión. Maciste como todas las personas tiene necesidades sexuales y estas serán la puerta de entrada para que Bianca se introduzca en su laberinto plastificado. Entre ellos se crea una historia de sentimientos lumpen, sentimientos al fin y al cabo que desatarán el amor y las dudas.
Y en este ambiente lateral, anexo, contiguo y lumpen se desarrolla el relato. El ambiente de marginalidad permite que nos involucremos totalmente en la historia e intentemos descubrir como se sienten y como son sus vidas. Bolaño coloca casualmente en manos de Bianca un test de la revista Donna Moderna para que podamos entender la cosmogonía de su universo existencial. Todas y cada una de las respuestas son la llave para que entremos en una realidad más potente que nos salve de la artificiosidad y el convencionalismo. Ya sólo por lo que contiene este test seremos propietarios de una nueva literatura. La literatura infrarrealista. Los amantes de la literatura de altura estamos de enhorabuena. Regresa el Bolaño que más amamos, el escritor que levanta huracanes en papel desde el Olimpo de la Contracultura, desde su alto vacío, en la cumbre de la Eternidad.
martes, 17 de noviembre de 2009
Un lugar llamado Oreja de Perro, de Iván Thays
Un lugar llamado Oreja de Perro es un relato introspectivo protagonizado por un hombre que acaba de perder a Paulo, su hijo de cuatro años y que ve cómo su matrimonio con Mónica se rompe. Tiene como encargo acudir como periodista a Oreja de Perro, una diminuta y perdida aldea que pertenece al distrito de Chungui, en el departamento de Ayacucho, Perú. Este recóndito lugar, que aparece en el territorio como un trozo de animal, como una oreja arrojada lejos del cuerpo, fue masacrado por el terrorismo más sangriento en los años de Fujimori y vive a la espera de un reconocimiento que permita hacer las paces con la memoria y con la historia de Perú. De momento sólo les queda esperar.
El protagonista llega despedazado anímicamente a este traumático lugar que está en sintonía con sus fantasmas de muerte, aislamiento e interrupción del futuro. Todo queda paralizado. En el albergue comparte habitación con Scamarone, un fotógrafo que fue corresponsal de guerra en distintos países con quien no será fácil interactuar por su napoleónico ego pero que pone un punto de cordura a los desvaríos de su tormento.
En la taberna conocerá a dos mujeres, Jazmín y Maru, dos personalidades opuestas que le llevarán sistemáticamente a rememorar su pasado triste y anubarrado y le servirán de catalizador para entender en que momento de su vida se encuentran sus vínculos afectivos.
“Somos dos que acabamos de hacer el amor y ahora vamos de la mano a buscar un cigarro. Así de simple son las cosas. Ésos son los mares en que nos sumergimos.”
Iván Thays nada en el lago de sus sentimientos más íntimos. Puedes notar incluso el pálpito de sus pensamientos más livianos y la acción de un verbo encadenado. Tiene la virtud de acercarnos sibilinamente a sus escenarios conflictivos mientras intenta curarse al describir la realidad deshecha y fragmentada, y nosotros atendemos al espectáculo rutinario del dolor y la amnesia que harán girar las ruedas dentadas de un reloj cualquiera que nos empuje a un nuevo tránsito catártico. Pero antes de eso habremos de reconocer nuestra estructura más animal o el zoo de facetas que manejamos en nuestra vida. Una por una.
“He escuchado con toda claridad lo que me quieren decir sobre tu futuro. Y esas voces te aconsejan que te rindas, que aceptes que te han vencido. A veces es bueno rendirse y no seguir luchando, recoger tus restos y empezar de nuevo.”
domingo, 15 de noviembre de 2009
Amberville, de Tim Davys
Amberville es un barrio de Mollisan Town, una imaginaria ciudad habitada por animales de peluche, donde Eric Oso y su esposa Emma Coneja viven muy felices en un apartamento lujoso de Uxbridge Street. Se encuentran en un momento de su vida espléndido. Él trabaja en Mollisan Town Advertising, la agencia de publicidad más prestigiosa de la ciudad. Pero claro, esto no puede perdurar, no sería literario. El pernicioso pasado de Eric llamará a la puerta de su casa.
“Frunció sus cejas, bordadas a punto de cruz, mientras se llevaba una mano a la dolorida cabeza. No obstante y simultáneamente, un destello de picardía asomó a los botones negros de sus ojos.”
Por la mañana temprano mientras Eric Oso aún remolonea en la cama después de que Emma se hubiera marchado a trabajar a su estudio, le hacen una intempestiva y estrepitosa visita Nicholas Paloma y sus gorilas, dueño del Casino Monokowskij y uno de los animales de peluche más peligrosos de Mollisan Town, que además controla la mayor parte del crimen organizado de esa barriada y para quien trabajó de recadero en el pasado. Necesita que le haga un favor: borrarle de la Lista de la Muerte. Y se lo pide a él porque su madre, Edda Rinoceronte, es la jefa del Ministerio de Medio Ambiente, el ministerio que controla la Lista de Crías y la limpieza de indeseables gracias a los Conductores, personas que van en furgonetas rojas saneando la ciudad. Él es el más apropiado para hacerse con esa lista y borrarle. De lo contrario, Nicholas Paloma que teme por su vida, descuartizará a su amada Emma Coneja. Así que metido en este brete Eric Oso decide reunir a los antiguos integrantes de su banda, Sam Gacela, Tom-Tom Corneja y Serpiente Marek. Su obsesión: encontrar a Magnus, el supuesto escritor de la Lista de la Muerte.
La portada utiliza una versión, adaptada a esta fábula, de uno de los cuadros más famosos de nuestra pintura contemporanea, el Nighthawks (Halcones de la noche) de Edward Hopper, o si lo prefieren, "Los noctámbulos del Phillies", un diner urbano del barrio natal de Hopper en Manhattan, con tres personas sentadas a la barra junto al camarero, y que aquí ha sido sustituido por el diner de Mollisan frecuentado por animales de peluche. El cuadro es un icono del realismo, la soledad y la alienación existencial. Pintado en 1942. Hopper célebre sobre todo por sus retratos de la soledad en la vida norteamericana contemporánea dibujaba imágenes urbanas inmersas en el silencio, en un espacio real y metafísico a la vez, que comunica al espectador un sentimiento de alejamiento del tema y del ambiente en el que está inmerso bastante fuerte. Hopper consigue esto por medio de una esmerada composición geométrica del lienzo, por un sofisticado juego de luces, frías, cortantes e intencionadamente "artificiales", y por una extraordinaria síntesis de los detalles. La escena aparece casi siempre desierta; en sus cuadros casi nunca encontramos más de una figura humana, y cuando hay más de uno lo que destaca es la alienación de los temas y la imposibilidad de comunicación resultante, que agudiza la soledad. Un cuadro que conecta realmente con el espíritu de la primera obra de Tim Davys y con su mensaje subyacente.
Encontraremos influencias de películas como El halcón maltés, Dick Tracy, Quién engañó a Robet Rabbit, Los soprano, Scarface, El padrino o Dexter. Eric Oso es una especie de Dick Tracy envuelto en un enredo con mafiosos.
Lo que más destaca en esta ficción es que en esta ciudad pasan cosas un tanto sospechosas. Hay conductores de furgonetas rojas que tiene la misión de quitarle la vida todos los años a animales de peluche que han sido seleccionados por motivos totalmente desconocidos. Y por otro lado existen también conductores de furgonetas verdes con una "Lista de Crías" que se encargan de entrar a la ciudad nuevos animales de peluche. Pero estas listas tienen también una interesante relación con Rut Rata, la Reina del Vertedero y los Limpiadores, el complemento de los Conductores. Y por supuesto con un pinguino llamado Odenrick, el fadux de la Sagrada Bastante. Eric Oso llegará a descubrir toda la trama por un chivatazo de Noé Camello.
La ciudad de Mollisan Town guarda secretos oscuros. Sus habitantes se hacen algunas preguntas. ¿Por qué habrían de fabricarse nuevos peluches? ¿Por qué debían ser retirados por los Conductores aquellos que ya existían en Mollisan Town? ¿Por qué vivían todos en el miedo, manifiesto o disimulado, que les infundía lo que los aguardaba en la otra vida? Y ¿quien había instaurado un sistema tan cruel? En la "Lista de la Muerte" se encuentran 18 nombres y sólo uno puede ser borrado o absuelto.
“Eramos predecibles y, por tanto más fáciles de manejar para el Estado. A todos nos entregan con los mismos instintos, más o menos. Las generaciones anteriores, como las posteriores, reaccionarán como nosotros, eso se da por hecho.”
Tim Davys, que estudió psicología, introduce durante la narración varias ideas funcionalistas sobre la bondad y la maldad, para darle más juego a la trama en la que están inmersos los personajes. Un signo claro que denota su fiel adaptación a la cultura de EEUU, la cuna del funcionalismo:
“La maldad es lo que su víctima experimenta. Y nada más.”
“La maldad pura es un resultado, no una intención.”
“La maldad pura es una experiencia.”
Analiza también el efecto que la iglesia y las religiones tienen en los individuos y porqué se hace tan importante dentro de las sociedades, incluso en Mollisan Town.
“Si la vida de los peluches no tuviese fin, la iglesia no existiría. [...] Todos los rituales y los escritos, las ceremonias y los preceptos que constituían el mundo de la iglesia y su orden adquirían su fuerza en esa sencilla realidad: que la vida, tal y como la conocíamos, era finita. Y que la otra vida, la que por razones obvias, sólo conoceríamos después, no existiría más que en razón de la fe y de una dulce esperanza.”
La situación en la que están vinculados Eric y su hermano gemelo, Teddy, nos llevarán igualmente a plantearnos ciertos temas éticos o morales sobre la apariencia de determinados actos en los que su última finalidad podrían resultarnos incluso bondadosos.
“Existen situaciones en que lo bueno no es evidente. Dejar de contar algo es ocultarlo. Ocultar algo es engañar. Y contarlo es engañar. Y contarlo es arrasar con aquello que tanto ha tardado en construir.”
Ambos hermanos aman a la misma peluche. A Emma Conejo. Por lo que se crea un muy original triángulo amoroso que guarda una constante en su conflicto afectivo:
miércoles, 11 de noviembre de 2009
La casa en el confín de la Tierra, de William Hope Hodgson
“Tenía una boca y una mandibula grotescamente humanas, pero no podía decirse que tuviera barbilla. Su nariz se prolongaba en un hocico que, junto con los ojos pequeños y las extrñas orejas, le daba un extraordinario aspecto de cerdo. Tenía la frente escasa y la cara de un desagradable color blancuzco.”
Lo importante es que los escenarios sí que están en sintonía con las ficciones góticas de Hodgson. Marcan un ambiente fantasmagórico muy rico en detalles surrealistas, oníricos y tenebrosos, que deseo que observen antes de entrar en estos confines de la Tierra.
Los días 24 y 25 de Octubre de 1902 salieron unos anuncios en la prensa que preparaban el gran reto. Hodgson había preparado el terreno con mucha sabiduría. La fama de Houdini como escapista ya era grande por no decir que única. Es por eso que William debió redactar estas sospechosas palabras que le envió a Houdini en una carta. Tal vez estaba usando el ingenio para vencer la habilidad de Houdini:
Condiciones:
- Traeré mis propios grilletes.
- Usted traerá los suyos.
- Si usted no se libera el premio será donado a la enfermería Blackburn(¿tramposo pero altruista?)
Si gana usted seré el primero en felicitarle. En caso contrario, la enfermería saldrá beneficiada.
Houdini aceptó el reto en otra escueta carta. Con ello aceptaba también las condiciones. O al menos las aceptó en un principio.
En el Palace Theatre, Houdini y Hodgson serían atados de manos con grilletes. También se les ataría las muñecas y las piernas. Ganaría el que antes se escapase de esa trampa autoimpuesta. Curiosamente, podemos dudar que Houdini pudiese escapar de la trampa que su rival le había preparado. Pero todo son especulaciones. Los hechos que conocemos son los que narra una crónica de un periódico de esa época.
Al parecer Houdini se quejó de buenas a primeras de los grilletes de su rival. Decía que estaban falsificados, que los veía forzados. Hodgson respondió que las condiciones que habían impuesto se habían aceptado previamente: “Cada uno usaría sus propios grilletes”. Ese era un argumento impecable. Es por ello que siguieron adelante con el reto frente a un interesado y morboso público que probablemente quisiera contemplar a Houdini y apostase por él más que por el desconocido maestro de gimnasia.
Al cabo de media hora de forcejeos el hermano de Houdini, entre la concurrencia, pidió que liberasen las manos de su hermano para que le circulase la sangre durante unos minutos. El doctor de la sala le apoyó y dijo que era lo más conveniente. Pero Hodgson se negó en redondo. Ese no era el trato y debió sospechar de la mala fe de su contrincante.
Tres cuartos de hora más y Houdini consiguió liberar sus manos. Eso le hizo volver a pedir tiempo prestado para que le circulase la sangre y al cabo de diez minutos seguir con el resto de la liberación(muñecas y piernas). Hodgson, testarudo, se volvió a negar. Él ya se había liberado aunque éste es un punto que no queda explicado con nitidez en la crónica. Lo que está claro es que cuando Houdini liberó el resto de su cuerpo le dijo a la audiencia que en catorce años de profesión nunca le habían tratado con tanta brutalidad y que (erre que erre) los grilletes del otro estaban forzados, no eran tan “legales” como los suyos. Pero ya para entonces un policía había ordenado a Hodgson salir de la sala para evitar disturbios y la tormenta de público airado que se le avecinaba. A las doce y cuarto de esa mañana la gente abandonó más o menos decepcionada el teatro.
Más tarde Hodgson alegaría que él no había falsificado nada y que ya era mucho no haberse retirado de la competición cuando el otro le había recriminado tanto y con tanta injusticia. ¿Quién estaba en lo cierto? Bien... Había unas condiciones pactadas y Hodgson las siguió al pie de la letra. Atendiendo a ese detalle nuestro escritor es irreprochable. Pero sólo son conjeturas. Como podemos conjeturar también si Houdini pagó o no el dinero a la enfermería Blackburn.
La asombrosa facilidad de Hodgson para recrear atmósferas angustiosas y oprimentes fascinó a H.P. Lovecraft y los escritores de su círculo. A propósito de esta obra, decía Lovecraft:
«La casa en el confín de la tierra (1908) -quizá la mejor de todas las obras de Hodgson- trata de un caserón solitario y temido de Irlanda, que constituye el centro de espantosas fuerzas del trasmundo y soporta el asedio de híbridas y blasfemas anormalidades que surgen de secretos abismos inferiores. Los vagabundeos del espíritu del narrador durante ilimitados años-luz del espacio cósmico y kalpas de eternidad y su asistencia a la destrucción final del sistema solar, son algo casi único en la literatura fantástica. Por lo demás, a lo largo de la historia se pone de manifiesto la capacidad del autor para sugerir horrores vagos y emboscados en un escenario natural.»
La casa en el confín de la Tierra incluye elementos como Criaturas-cerdo, el Orbe Blanco, la morada del Eterno, lo Inefable, el Mar del Sueño, la sombra del Sol Muerto, el Dios-Asno y múltiples detalles imaginarios que rondan por la mansión que está en rapport con otra remota y tremenda casa ubicada en una Llanura rojiza incomparable (lo único que en la portada se ajusta al relato) en un sorprendente viaje a través del tiempo y el espacio. La trama es muy sencilla. Dos amigos se van a una aldea de Ardrahan, un lugar remoto en el oeste de Irlanda para pescar en un río que uno de ellos encontró por casualidad no hace mucho en unas anteriores vacaciones. Descendiendo río abajo por el inhóspito paraje descubren unas ruinas dentro de un bosque sombrío de lo que en tiempos debió ser una mansión, y allí se topan con un manuscrito lleno de barro que resulta ser el diario de quien allí vivió durante mucho tiempo.
La entrada en el relato es adictiva. Genera mucha curiosidad, nos guste o no este tipo de género. El desarrollo es coherente, razonado, todo discurre dentro de la normalidad y el escenario empieza a resultar inquietante. Sin darte cuenta das un salto en el tiempo para intentar descubrir que ha sucedido en esas ruinas que en el pueblo dicen ser habitadas por el diablo.
Tengo que decir que hay párrafos en los que el anciano cruza puertas a un espacio interestelar que pueden resultar un tanto farragosos y aburridos, perjudicando el hilo de angustia que se crea en torno a la casa y a sus moradores en el confín de la Tierra. De todas maneras siempre es interesante visualizar nuevos escenarios nunca narrados en otros géneros. Si les digo la verdad yo llegué a pensar que Hodgson escribía bajo los efectos de algún tipo de alucinógeno. Las alteraciones de la percepción son constantes en muchos tramos.
Los dos últimos capítulos son frenéticos, terroríficos. Hodgson debió de acabar exahusto tras terminar de escribirla. Durante la lectura puedes percibir incluso el sudor de sus temores. Lo más interesante es el entorno de la casa siniestra de Ardrahan con su torre y el pozo tenebroso por el que se escapan las criaturas de las tinieblas. Me ha gustado mucho el final. Es potente y aumenta el realismo de la atmósfera sobrenatural. Estas historias en otoño, encerrado en casa, mientras el viento empuja las ventanas, pueden reactivar todos y cada uno de los poros de su piel. Asegúrense de cerrar bien el pestillo de la puerta e intenten no hacer caso a los ruidos extraños de su casa.
Bueno. Y para finalizar, no quiero cerrar la entrada de este blog sin recomendarles que le presten mucha atención al comic de Richard Corben. Es el Spilberg del cómic de terror adaptando obras de Edgar Allan Poe o Lovecraft. El guión es de Simon Revelstroke, otro maestro. Yo lo leí después de acabar con el relato de Hodgson y me ha resultado no sólo fascinante sino magistral. Conecta fielmente con la atmósfera original. Es un muy interesante complemento. Los dibujos y el texto convierten las ochenta y cuatro páginas del cómic en el bien llamado noveno arte. La editorial Norma lo tiene descatalogado así que desde Huracanes en papel™ lo pongo a su disposición para que puedan disfrutarlo enteramente:
lunes, 9 de noviembre de 2009
Trauma, de Patrick McGrath
Patrick McGrath tiene una escritura transparente que te permite observar cada suceso y a sus personajes con total nitidez. Nació en Londres en 1950 y pasó su infancia junto al manicomio de Broadmoor, del que su padre era superintendente. Sin duda, esta experiencia ha influido en la construcción de sus personajes. Es autor de un libro de relatos, Sangre y agua (1988), y de las novelas Grotesco (1989), Spider (El araña) (1990), Dr. Haggard's Disease (1993), La historia de Martha Peake (2000), Locura (2001) y Port Mungo.
El psiquiatra Charlie Weir se dedica a acabar con los demonios de la gente, pero todavía no ha encontrando la manera de resolver los conflictos que tiene con su propia familia, especialmente la rivalidad con su hermano Walt o la pérdida de su mujer y su hija. A través de su hermano conoce a Nora, que pronto se convierte en su amante. Pero la vulnerabilidad de Nora, al principio tan irresistible, empieza a ocupar demasiado espacio en su vida. Charlie quiere averiguar la fuente de tanto sufrimiento, pero en su búsqueda, él mismo se encuentra con su inconsciente que le revelará un secreto espeluznante.
“Aristóteles vio en la compasión, como es sabido, un estado de ánimo morboso y peligroso, que fuera bueno tratar de cuando en cuando con un purgante; consideró la tragedia como una catarsis.”
El trauma de Joshep Stein ofrece peculiaridades muy interesantes para aprender como actúan los mecanismos del alma herida. Me recuerda, aunque en versión anglosajona, al caso de Ignacio en Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena. Charlie realmente hace aquí una labor más de psicoterapeuta que de psiquiatra.
“Lo que yo estaba intentando obtener de él era la historia traumática en sí: lo que había pasado, los detalles del incidente, qué había sentido él, que había hecho su cuerpo, que significaba todo aquello. Sólo cuando tuviéramos la historia del trauma, y él la hubiera asimilado en el seno de su memoria consciente -en su yo-, podríamos avanzar a la fase siguiente, que incluía volver a conectarlo con el mundo, concretamente con su familia y con la comunidad donde vivía.”
Charlie trata también a Billy Sullivan y a Danny, excombatientes de la Guerra del Vietnam, hombres que habían vuelto sus armas contra sí mismos. En estas sesiones grupales aprenden que la perdida de compasión es sinónimo de perdida de humanidad. Aquella guerra se cobró su precio con un alto porcentaje de suicidios. En el Vietnam War Memorial de Washington se guardan ya muchos restos de ese trauma nacional.
La constante de la novela gira en torno al Síndrome postraumático y a los muertos. McGrath llega a apuntar que nunca vemos con claridad a nadie. Sólo vemos los fantasmas de los otros ausentes, y confundimos con la realidad las ficciones que construimos a partir de planos trazados en la primera infancia. Ahí radica el problema, según su interesante forma de observar la realidad.
“Aquella imagen se quedó uncida en mi psique a la culpa que yo sentía. Y el recuerdo no se diluyó ni cambió para nada. Regresaba con toda la inmediatez y con todo el detalle de la experiencia en sí, normalmente en mis sueños. Es un infierno recordar así, poseer una memoria que no se marchita.”
En la página 144 hay un descuido de género por parte de la editorial. Mondadori parece que baja la guardia. No es "lo" sino "la", porque se refiere a la joven que se dispara en la cabeza encerrada en su habitación:
Les dejo con algunas de las frases que más llamaron mi atención. Y por último les señalo que la mujer de la portada puede que sea Nora Chiara, la enigmática y elegante chica que conocerá Charlie en casa de su hermano Walt. La otra opción sería Agnes. Pero no lo creo. Opinen ustedes si lo desean.
“A menudo es por medio del simple coraje y una buena mujer que se superan los problemas psicológicos, y sin ninguna ayuda de gente como yo.”
“Tenía un sofá en el despacho, un viejo Chesterfield de mi época de la Johns Hopkins, un mueble espacioso y tapizado en cuero granate, todo lleno de grietas y arrugas y muy cómodo.”
“La mayor parte de las cosas que llamamos amor son nuestra resistencia a la idea de marcharnos de casa.”
sábado, 7 de noviembre de 2009
Los cuadernos de Fritz Kocher, de Robert Walser
Este mismo empeño por centrar su vida se advierte en la segunda parte del libro cuando hace una exaltación del trabajo de oficinista, aquel precisamente en el que se había formado, y después había abandonado. Su anhelo para detener la deriva por la que empezaba a despeñarse su vida –y que parece ideada por su coetáneo Franz Kafka– es tal que esboza aquí la peregrina teoría de que la escritura literaria no es más que una proyección de las virtudes del buen oficinista:
En la tercera y cuarta parte ya se advierte un corte en las amarras que trataban de sujetar la escritura al puerto de la buena sociedad: el diario de un pintor alejado en las montañas y, sobre todo, un espléndido encomio –sin duda lo mejor del libro– del bosque que merecería unos versos de Hölderlin:
de este bosque y me resignaría a vivir entre la gente”.
A partir de estos cuadernos primerizos, la vida y la obra de Walser iban a perseguir sólo un centro que se hallara en el lugar más descentralizado posible. Los lectores de las geniales Jacob von Gunten o El paseo disfrutarán también descubriendo los motivos recurrentes del escritor en su estado embrionario:
miércoles, 4 de noviembre de 2009
En tierras bajas, de Herta Müller
Pues bien. Los suabos del Banat fueron, en su origen, una comunidad diminuta. No eran más que un puñado de campesinos pobres que hace más de doscientos años emigraron desde Alemania central hacia las regiones despobladas de Europa del Este. Se instalaron primero en la región del Banat, en lo que en aquel entonces era Austria. Pero tras el colapso del imperio austro-húngaro, esta pequeña comunidad, que seguía fiel a sus tradiciones y lengua alemanas, es decir, fiel a su propia historia, decidió unirse, tras la primera Guerra Mundial, a lo que hoy es Rumania, porque el nacionalismo húngaro en furor en aquel entonces prohibió la enseñanza en otras lenguas. En Rumania, los suabos encontraron una acogida menos opresiva y pudieron mantener sus tradiciones.
La sombra de la historia tuvo siempre los dientes listos para hincarlos en la comunidad de los suabos. La Gran Depresión de los años 30 los empobreció dramáticamente y muchos emigraron hacia Argentina y Estados Unidos para nunca volver. Y luego vino la década siniestra que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Hitler llevó a cabo un plan para utilizar a los alemanes étnicos dispersos por esa Europa Central. Como Rumania misma se alió a los alemanes, muchos suabos rumanos participaron en la persecución de los judíos y en la invasión de la Unión Soviética. Sólo algunos pocos se opusieron a Hitler. Y fueron fusilados.
Pero de pronto, la balanza de la guerra se alteró y justo un año antes de su final, en 1944, Rumania se cambió de bando. Los suabos, orgullosos de su ascendencia alemana, pasaron de la noche a la mañana a ser vistos como siniestros enemigos y muchos de ellos acabaron en campos de concentración en la Unión Soviética en los tiempos de la posguerra. La madre de Herta Müller fue uno de ellos. Pasó cinco años en un campo de concentración en Ucrania, y sobrevivió milagrosamente.
Herta Müller era nieta de agricultores y comerciantes que perdieron sus propiedades con la llegada del régimen comunista. Fue hija de un miembro de las Waffen SS y de una deportada. Nitchidorf, la pequeña ciudad donde nació Müller en 1953, tenía periódicos en alemán, y hasta un teatro donde se podían representar obras alemanas. Cuando Müller cumplió quince años aún no hablaba rumano. Recibió toda su educación en alemán, la lengua en la que escribe. Su antigua casa aún existe, aunque sea contra la voluntad de sus cimientos. Cuando Müler tenía apenas doce años, uno de los dictadores más brutales de la Europa del Este de la posguerra asumió el poder: Nicolás Ceausescu. Müller creció en esa Rumania triste y sin libertades en la que el puño del absolutismo se cerraba sobre los suabos cada día más. Allí sufrió la tortura, el terror, la angustia del control. Al emigrar descubrió que su mejor amiga de la infancia colaboraba con la Securitate, como otros tantos miles de niños y adolescentes.
Más tarde fue a la universidad, donde estudió lengua alemana, y uno de sus primeros trabajos fue como traductora en una fábrica de carros. Muchísimos suabos abandonaron Rumania en esa época, a pesar de que debían pagar sumas astronómicas por tener derecho a una “visa de emigración permanente”. Los años 80 comenzaban ya a anunciar la terrible crisis de los Estados comunistas, y crecían los rumores de que el dictador tenía un proyecto secreto de destrucción total de los pueblos y las ciudades de esa incómoda minoría étnica alemana. Más de 200.000 huyeron durante esa década. Mientras tanto, Muller trabajaba en la fábrica y escribía.
Antes de leer En tierras bajas estoy convencido que les será útil haber conocido todos estos datos históricos para situar la obra en su particular contexto social. A parte de saber que el suabo es un dialecto alemán y que perjudicó la superviviencia de estos pueblos, también les ayudará el saber que en esos años Ceaucescu para pagar la deuda externa acumulada producto de la industrialización acelerada en la década anterior, ordenó la exportación de gran parte de la producción agrícola e industrial del país lo que provocó una escasez de comida, energía y medicamentos, haciendo que la vida diaria de los rumanos fuera una lucha feroz por la supervivencia.