Demoledora crítica social sobre la familia ideal americana. Los Levov sufren como tantas familias un desenfrenado desorden y son víctimas de la vulnerabilidad, la fragilidad y el debilitamiento de las cosas que parecían supuestamente robustas. Esta es la historia de una brecha abierta en la fortificación familiar de "El Sueco", un tierno hombretón rubio, cívico, amable, respetuoso, buen bateador, dueño de una fábrica de guantes de piel y casado con la Miss New Jersey. Un hombre hecho así mismo y adorado por toda su comunidad. Este americano perfecto va a dejar de sonreír para el resto de su vida cuando un día su hija, Merry, la tartamuda, coloca una bomba en la oficina de correos y mata a un hombre, que además es médico. ¿Cómo puede hacer algo así una hija que tiene un padre tan estimado por su comunidad? Seymour Levov, "El Sueco" contrata al escritor Nathan Zuckerman para que relate la tragedia de su familia.
Pastoral americana es un análisis psicológico nítido e inquisitivo de los tres personajes principales que componen esta familia para descubrirnos los cochambrosos valores pusilánimes en los que se cimenta la simulada familia feliz americana. Philip Roth afila su mirada y con una exactitud exquisita penetra en cada uno de los recovecos de esta impostura petulante y artificial. Con la misma receta que Tolstoi presentó a Ivan Ilich: desvistiendo su falsa autenticidad. Esa vida ordinaria, de familia feliz, esconde la mayor de las tragedias, una vida de vacío. Seymour Levov es víctima de un cliché, un Hombre-barro. Su hija será la otra cara de la moneda, rebelde, antisistema, antiburguesa, transformada en tartamuda, asesina y jainita, hasta su última aparición harapienta y espectral. Con ella Roth revisará la Guerra de Vietnam, el Watergate y los cánceres de la nación, judíos y cristianos incluidos.
Una obra maestra ambientada en el mismo Newark que Indignación, de la que destaco en su lectura sus dos primeras partes, Paraíso recordado y La caída, de las tres que componen este imprescindible Huracán en papel que le sirvió a Roth para ganar el Premio Pulitzer y la National Medal of Arts. Se dice que en 2012 el director de cine Phillip Noyce la plasmará en imágenes. Será otra catástrofe, pero bien. Disfruten de la consciencia histórica y social de Philip Roth en esta potente novela coral. Es una de sus mejores obras. Al empezar a leerla queda claro porqué, pero en la mitad de la narración, esta afirmación se hace indiscutible. Potente, potente.
“Así pues, en conjunto, la reunión nunca era tan mala como todos habían esperado y, de todos modos, sólo se reunían una vez al año y en el terreno neutral, exento de religión, de la festividad de Acción de Gracias, cuando todo el mundo come lo mismo y nadie se escabulle para comer cosas curiosas, ni torta de patata ni pescado relleno ni hierbas amargas, sino sólo un pavo colosal para doscientos cincuenta millones de personas, un pavo colosal que los alimenta a todos. Una moratoria sobre los alimentos curiosos, las maneras no menos curiosas y la exclusividad religiosa, una moratoria sobre los tres milenios de nostalgia de los judíos, una moratoria sobre Cristo, la cruz y la crucifixión para los cristianos, cuando todo el mundo en Nueva Jersey y los demás lugares puede ser más pasivo sobre sus irracionalidades de lo que lo son el resto del año. Una moratoria sobre todos los motivos de queja y los resentimientos, y no sólo para los Dwyer y los Levov sino para todos los demás norteamericanos que sospechan de todos los demás. Es la pastoral americana por excelencia y dura veinticuatro horas.”