HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

jueves, 11 de junio de 2015

Blitz, de David Trueba

Ayer se desplomó una tormenta en Zaragoza. Explotó cuando llegué a casa. El cielo retumbaba. Me puse a terminar de leer esta novela mientras las gotas resbalaban por el cristal de la ventana, mientras el olor a lluvia entraba en el salón, invitado por la tormenta. Sentí una calma empírea y suprema. Mis ojos recogían las letras, empapándose de ideas y conjeturas, y sentí que me limpiaban, dejándome ante un nuevo estado de tránsito. Hoy he llegado a la última página y ahora entiendo que cada cosa que sucedió durante el proceso de lectura, fue una danza acompasada por los antojos del destino, también los truenos y el chubasco, que fueron lo más auténtico del encuentro.

Encontré el libro el viernes en la biblioteca más moderna y exigua de la ciudad, la CUBIT, con el depósito de obras más pequeño de todas las que conozco. La había visto anunciada en la página web de Anagrama tiempo atrás, y la agarré, sin dudarlo un instante, de la sección de novedades. No esperaba mucho de ella aunque intuía que dentro había un mensaje importante, la portada mostraba cambios, movimiento, acción y una seria duda. El título tenía algo de eléctrico y dinámico al pronunciarse. En pocos días pude completarla. Y éste ha sido el resultado de la lectura.

Blitz es literatura de huída, de encuentros y desamor, que empuja a la metamorfosis de los afectos a través de experiencias divergentes y discordantes, en truncada sintonía con aquellos a los que les ha sacudido la actual crisis española. La obra de Trueba simboliza el azar, el destino y la providencia, las tres fuerzas que intervienen en un devenir. Todo personificado en Beto, un arquitecto paisajista en pleno hundimiento sentimental que viaja a Alemania para exponer su proyecto arquitectónico y optar a un cuantioso premio. Marta, su novia, le ha dejado asépticamente por un ex-novio uruguayo en el momento de sacar su nuevo disco. Helga, la traductora que le ayuda, es una mujer mayor que iluminará como un relámpago la vida de Beto. Doce capítulos dedicados, cada uno, a un mes del año, que se escurren como los granos de un reloj de arena.

Aunque la historia pierde cierta verosimilitud con la realidad, es interesante el análisis que arroja sobre las convenciones sociales, los estereotipos vinculantes, la fragilidad de la belleza o el rumbo caprichoso de la fatalidad; y así, entre todo este derrumbamiento afrontado con impulsividad y turbación, la trama avanza como un logos que penetra en las tinieblas, descendiendo al corazón mismo de la Naturaleza Humana. David Trueba va ofreciendo, una tras otra, escenas ociosas y tragicómicas pero que se evaporan en un simple entretenimiento, y que no valen, a mi juicio, la distinción del arte.  Como broche final elige una escena emotiva y afectuosa, pero anodina, que evoca un paisaje de ensueño oscurecido, donde más bien creí ver una escalera que conectaba con el Cielo, y a un hombre convertido en niño dependiente, que sufre ausencia de madre y no sabe bien poner los límites de lo inadecuado y lo imprudente; en lugar del cierre digno y relampagueante que habría electroagitado a cualquier alma atribulada. He sentido que prevalece más, la mano en la nuca de la duda, que el propio rayo ultra-alemanizado. Tal vez por eso, ha sucumbido. Los lectores no estamos para que también nos alemanicen los fenómenos naturales. ¡Cuídense! ¡Blum!


Me comportaba con ella con tal frialdad que después de hacer el amor podríamos haber puesto a enfriar las cervezas en mi corazón.


1 comentario :

Ana Blasfuemia dijo...

Tengo ciertas dudas con este libro, aunque Trueba me caiga simpático y sus libros me parezcan lecturas muy amables. Tengo la sensación de que es más de lo mismo (más del mismo Trueba) y tal vez no lo mejor. Pero también tengo la sensación de que terminaré por leerlo :)

Un abrazo